domingo, 18 de marzo de 2012

Provocaciones


En la entrada a una rotonda en hora pico hay un furgón. Está de primero en la fila como un cachalote con sus cincuenta y dos pies y sus casi cuatro metros de alto. Extrañamente ha esperado paciente por un buen rato mientras cientos de carrillos parásitos se aprovechan del tamaño del monstruo y de su velocidad para rebasarle, pasar frente a él y atravesarse en su camino. El monstruo empieza a perder ligeramente la paciencia, eso es lo que indican los sonidos del motor de un montón de caballos de fuerza acelerando cada vez más. Los parásitos se precipitan con más velocidad frente al furgón, un carrillo, dos, diez. El furgón ruge como bestia infernal, cierra los ojos y entra finalmente en la rotonda, pasando por encima de lo que se le ponga en frente. Nadie contó cuántos carros destrozó ni cuántos muertos hubo al final, ¡a quién le importan esas cosas en plena hora pico! El monstruo sigue parsimonioso su camino, lentamente. Pronto llega a la siguiente rotonda.

2 comentarios:

  1. Estos textos me gustan por ser tan aparentemente ingenuos y cotidianos, por que son eficaces para hacer sonreír y por su intencionalidad plástica.

    Eso sí, siempre me sobran los comentarios del autor, creo que el texto ganaría mucho eliminando: "Nadie contó cuántos carros destrozó ni cuántos muertos hubo al final, ¡a quién le importan esas cosas en plena hora pico!"

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja, tenés razón, ni los desastres ni las muertes importan en hora pico!

      Abrazos Germán!

      Eliminar

Amigos de Literaturavecc