Acerca del Estado (In)Dependiente
de Costa Chica se sabe de su imprecisa localización en algún lugar entre el Trópico
de Cáncer y el Trópico de Capricornio. Su geografía es ampliamente diversa, goza de un importante
porcentaje de áreas protegidas que los políticos utilizan a conveniencia como
argumento frente a cualquier cosa, desde las inundaciones, hasta el dolor de
cabeza o la fiebre del cólera. Una
amplia biodiversidad le caracteriza, su flora va desde variedades de helechos,
pasando por orquídeas y llegando a estadios nacionales de factura (sic) China,
su fauna va desde ranas diminutas de colores brillantes, pasando por múltiples
variedades de reptiles y arácnidos, hasta ex presidentes que comen tamales
cuando se cansan del caviar. Costa Chica es el país más feliz del mundo (quien
se atreve a decir lo contrario dentro de sus fronteras, corre el riesgo de ser
apaleado) y además el país más pacífico del mundo (por favor omita la información
contenida en la sección de sucesos de cualquier periódico local).
Costa Chica es, además, el único país en el que la labor crítica
es considerada ofensiva, resentida y chancletuda;
donde para ser Presidente dos veces basta
con ser un zombie con un Nobel de la
Paz, y donde para no ser homofóbico basta con tener uno o dos amigos “gay”, de igual
forma, para no ser machista basta con tener
amigas mujeres y para no ser señalado de xenofóbico basta con tener un par de
amigos nicaragüenses. Es el único país del mundo en el que las manifestaciones artísticas
conocidas por las masas se reducen a unas cuantas esculturas repartidas a lo
largo de todo el territorio y que misteriosamente coinciden con el número
de próceres de la patria (héroe{s} de guerra, futbolistas, ondinas, empleados
de la NASA, y uno que otro busto de algún escritor o escritora). Es un estado
libre e (in)dependiente, es decir, usted puede hacer lo que a usted le dé la
gana siempre y cuando la Iglesia Católica se lo permita (en caso de duda en éste
punto, consulte la Constitución Política de Costa Chica, o eleve{sic} su queja
al Vaticano), valga además la aclaración de que si usted se auto define ateo o no-creyente
en Costa Chica, y además le gusta escuchar “metal”, es de inmediato categorizado
como éticamente malvado, o sea, que su estatus moral colinda más o menos con el de Satanás.
Atrévase a venir a Costa Chica,
sin duda se va a reír muchísimo antes de que se le desprenda un riñón con alguna
de las zanjas que ornamentan las calles de las zonas populares (y valga esta
salvedad de “zonas populares” puesto que en otras soleadas autopistas, de mejor
hechura, sus riñones difícilmente corren peligro). Así que venga y disfrute(nos)
y goce(nos) que eso es lo que sin duda nos hace más felices.
En broma (pero en serio): No tengo ningún problema en ser etiquetado como malvado (por lo del metal) me encanta! (el metal y lo malvado)
ResponderEliminarEn serio (no es broma): Elimina los textos entre paréntesis y el texto será de mucha más calidad.
Saludos!
Claro German, a mi tambien me encanta la etiqueta de "malvado" en referencia al metal, sobre todo en un contexto como este! Y lo del exceso de parentesis, me parece que tenes razon, creo que se debe a que fueron pensadas mas como notas al pie que como parentesis, pero tenes razon con lo apuntado!
ResponderEliminarSaludos, me alegra mucho cuando te das la vuelta por el blog!