lunes, 23 de abril de 2012

¿Quién es la guerra?


No recuerda el nombre de las guerras en las que estuvo porque las guerras son como la mentira, su repetición infinita degenera en tedio y a la larga en indiferencia. No recuerda nombres ni fechas exactas, pero sí recuerda perfectamente bien que miles de años atrás, quizás en la antigua Persia, uno de sus superiores le había asegurado que los hijos de sus hijos vivirían en paz, pues la guerra era una especie de trampolín para la paz futura. Murieron millones.
       Llegó uno de los futuros y con él acaso la caída de algún Imperio. En esas guerras también anduvo. Tampoco recuerda a cuántos mató ni cuántos litros de sangre ajena pasaron por sus manos, pero sí recuerda que su superior le prometió la paz para el futuro. Murieron miles.
       Pasaron más años, vio caer más Imperios, participó con seguridad en la Primera Guerra, en la Segunda y por supuesto, estará también en la Tercera, eso lo da por un hecho. Estuvo en Vietnam y en Irak, por citar apenas unos ejemplos y la promesa de la paz en el futuro, por parte de sus superiores, era casi tan terca como la persistencia en el fin del mundo. “O el futuro no existe o no existe la paz”, piensa. Murieron centenas. Murieron decenas.
        Hoy en su cuarto sólo hay uno, sólo está él. Hoy no hay guerra pero tampoco hay paz. El espejo está lleno de odios y de rencor. Él tiene un arma. Recuerda todo lo que no quiere, no tiene un superior, por tanto, no tiene promesas, pero desea la paz. Posee solamente un pasado para mirar y en él encuentra  una guerra. Ya sabe por dónde debe empezar.

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