lunes, 23 de abril de 2012

Confesiones


Confieso que aun te pienso
que de vez en cuando mi cuerpo
                de almohada
desearía velar tu sueños
o los abruptos gritos bestiales
                de tus pesadillas

Confieso que en realidad
no puedo odiarte
que sí me entra una gana ubérrima
de sacudirte con un beso
                la inmadurez destiempada
la que sin ser llamada llegó
                                para matarnos

Confieso que el afán de aceptación
no me ha alcanzado
para desear que las cosas
                no fueran como son

Confieso un dolor
                perpetuo
de ver que un mundo
quedó enterrado en un avión

Confieso que estoy muerto
                y resucitado
que todo cuanto empezó
ya no es para los dos

Confieso que las confesiones
una vez salidas de mi pluma
dejan un poco de ser para mi
y dejan de doler en los pasos
cuando camino
sobre todas tus espinas 

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