lunes, 26 de septiembre de 2011

Una pena

Una pena es el fruto de un árbol sembrado con los residuos de cuanto se ha detestado. Por eso prefiero dedicarme a la escritura y no a la jardinería. Sin embargo, bien podría dejar de sembrar mis semillas literarias de penosos frutos, así no me cosecharía por las noches como una pena, como un fruto de los jardines sembrados de mis textos, así no me descolgaría como una manzana (¡vaya fruta de venenos y de historia!) cada vez que algún insomnio me hace madurar antes de tiempo y reventar contra el suelo de todos los entierros posibles y de todas las horas pensables, o hasta las impensables. De nuevo salen las horas y las penas de mis jardines, recordándome que muy a mi pesar, la escritura y la jardinería son hermanas, pero que las penas y las horas son un solo fruto del mismo árbol. ¿Cómo las sonrisas? 

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