miércoles, 29 de junio de 2011

Impronta


 Por mis venas han pasado dolores y penurias. No es que no hayan pasado cosas buenas, es solo que la condición de la posibilidad de toda cosa buena, es precisamente la huella de los dolores y de las penurias. Contemplo todo cuanto en mi vida vale y encuentro que lo que está detrás es la presencia de la muerte. “ ¡Qué negativo!” Me dijo una señora. Yo le contesté afirmativamente con una sonrisa, como diciendo que soy feliz de ser “negativo” en un mundo donde abundan los libros de auto-ayuda, y demás patrañas. Por supuesto que para mi ser negativo, significa algo completamente distinto a lo que la señora pensaba. La señora piensa que ser negativo es ser pesimista, que la vida es horrible, que yo no tengo “nada” en contraposición al “mundo entero” que tiene ganado ella, por supuesto, que ha de ser toda una muestra de moralidad, pulcritud y felicidad (como si semejantes cosas fueran posibles en conjunto). Para mí, esa negatividad se refiere solamente a la cumbre (y esto de cumbre es un terrible exceso)desde la cual yo observo el mundo, esto es, a partir de su negación. Para mí la vida solamente es definible a partir de lo que la vida NO es, a saber, la muerte. Un cristiano que alguna vez leyó uno de mis escritos, me salió con una sarta de lugares comunes y enjuiciamientos ridículos del talante de “oro por ti, para que tu vida, esa vida triste y vacía se llene con la presencia de Dios”  o cosas como “el señor te guiará por el camino correcto y te traerá de vuelta al rebaño, es una pena que estés tan mal” No tengo idea de que le hizo pensar que yo estaba “tan mal”, sin embargo, yo estaba muy feliz hasta que me llego arruinar mi alegría con sus sandeces. “Lo hizo de buena fe” pensé, y me tranquilicé.
No son muy frecuentes los lugares para expresar opiniones como las mías, de cualquier modo, en los dos casos mencionados, no se estaba solicitando mi opinión. A ambos les ha parecido que soy un desubicado y que alguna fuerza extraña me llevará de vuelta al rebaño de los felices (a saber, el mundo de ellos). Pero no. La huella que rige mi vida es la conciencia de la muerte. La fuente de todos mis dolores y de todas mis penurias. Pero también la fuente de mi amor. Abandonar la idea de una salvación y de una vida ultra-terrena en un más allá, es lo que me impulsa a gastar todo mi amor cada vez que puedo. No guardo nada para mañana, ni para más tarde. El después no llega, ya lo he negado (soy negativo, claro). De las relecturas a las que más recurro de Nietzsche son todas aquellas que me sugieren agarrar los valores a martillazos. Me resulta refrescante saber que no soy el único loco que ha pensado que la gente con sus juicios siempre se adormece en la muerte, no para vivir la vida, sino para presenciar cómo NO la viven los otros.  La señora y el cristiano seguirán pensando que yo soy el “negativo” en su sentido hipócrita y peyorativo. Yo seguiré cultivando esa negatividad, siempre y cuando me siga garantizando que de mi vida puede brotar a diario todo el amor posible. Nada de dosis mediocres, nada de guardarse para el otro mundo. Nada que tenga que ver con esos valores que a diario pretendo acribillar a martillazos. Todo ahora, en un santiamén. Antes que se acabe.

4 comentarios:

  1. Mi querido amigo... como siempre licúas mi cerebro o la que queda de él,de véz en cuando ser negativo le muestra al ser otros valores importantes de su existencia... para muchos como yo es todo lo contrario; es poner la balánza en su justa dimensión de lo real y lo irreal. Gracias porque siempre me obséquias algo para moler en mi torbellina mente Verny !!!

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  2. No existe uno sin el otro. Sin un "otro" previamente establecido, no hay manera de definir un "uno". Lo mismo pasa con la vida y muerte; la vida pasaria desapercibida si no estuvieramos tan conscientes de nuestra muerte. Y siento que para estas personas es lo mismo: si no te critican, no logran establecer un punto de comparacion lo suficientemente sobrio como para lograr un distanciamiento que las reafirme a ellas como lo que sea que necesiten reafirmarse. Tenes una negatividad detestable, basicamente ;)

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    1. Así es Mela, la reafirmación propia fundamentada en la destrucción o desautorización moral del otro, es casi un lugar común dentro de la cotidianeidad. Gracias por tus lecturas! :)

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