Estaba
triste. Lo supo porque le habían dicho que cuando uno está triste se coloca en
posición fetal, con las rodillas pegadas al pecho. Estaba triste. Tanto que su
posición ya se había convertido más bien en una posición fecal, como para dejar
escurrir por sus piernas toda una cosmología escatológica. Estaba triste. Supo
que la tristeza era el misterio de un vientre, un mundo reducido, la añoranza
de la finitud, la catarsis de la mierda refractada en un momento.
El cuerpo refleja nuestra alma...
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