Empecé a creer un día
que dejar de creer era tomar
un camino
y queriendo caminar
fue que entendido tomé mis
riendas
para entrenarme
y versarme en una cosa
que me di a llamar amor
Con los dioses todos muertos
y el amor desendiosado
tomé tres palabras
en corchea
mil silencios
y me dispuse a andar
Las caídas eran constantes
pero más de lo que ahora son
yo seguía tejiendo versos
mortales
como el final de una canción
y de las heridas sangrantes
yo seguía viviendo
sin más venenos que los del
amor
Dejó de importar ser bueno
como dejó de importar ser
malo
se esfumó la lástima y la
compasión
el desenfado y el rencor
Con los dioses se fueron las
penas
las culpas, el dolor
el sufrimiento convertido
en insomnio
y la espera en reloj
vacante de tiempo
Con el más allá
se fue el futuro
y el presente se convirtió
en eternidad
No me di cuenta cómo es que
pasaba
todo se fue y se quedó el
amor
Pronto volvieron los golpes
las caídas
y los hielos en el corazón
pero lo acabado no volvería
ni los dioses ni el dolor
yo ya estaba entrenado
caminando en el amor
De cuando en cuando añoro
un poco de odio
un poco de dios
confieso
un poco de envidia
por quienes esperan
el final de estos pasos
carnales
por quienes creen tener
prometidos
todos los cielos y todos los
fantasmas
Yo aquí permaneceré versando
llorando o sonriendo
cuando los siga mirando
partir
dejándome con los momentos
como una estatua de piedra
que con cincel y martillo
todos golpean
para llevarse un trozo de
cuerpo
y vivir para siempre
con un pedazo de mi amor
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