martes, 20 de octubre de 2015

in-quietud



mi bloqueo me despierta luego de cinco meses de inactividad
claramente la comodidad de la inacción puede ser muy incómoda cuando se encuentra uno
desencontrándose
desempolvando las valentías ocultas en un baúl de miedos

aun recuerdo la última vez que me entraron ganas de zamparme unas cachetadas de vida
fue la vez misma en que el deseo era el pan-de-cada-día y yo un gran
muerto-de-hambre-de-cada- día
aun recuerdo la última vez que me entraron ganas y ya….
fue la misma vez que decidí dormirme en la cama vacía repleta de aburrimiento y desespero
la misma en que una miserable silueta tuya era el motor de las ganas
… había ganas…
¨ganas¨… qué palabra marchita, qué palabra pecadora, qué palabra perversa…
cuánto desean hoy mis letras una palabra pecadora o una perversa… o una palabra, nada más

en fin…
entiéndase aquí de una vez por todas que la quietud es siempre forzada
coaccionada

y éste asesino de la acción que escribe, no tiene otra opción más que escribir cuando se apaga todo, cuando se entierra todo, cuando te ocultás, cuando huís del destierro que te ofrece mi olvido, cuando los versos cortos de mi pasado te prosan a punta de patadas en el presente

que compartiremos en forma de futuro…

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