mi bloqueo me despierta luego de cinco meses de inactividad
claramente la comodidad de la inacción puede ser muy incómoda cuando se
encuentra uno
desencontrándose
desempolvando las valentías ocultas en un baúl de miedos
aun recuerdo la última vez que me entraron ganas de zamparme unas
cachetadas de vida
fue la vez misma en que el deseo era el pan-de-cada-día y yo un gran
muerto-de-hambre-de-cada- día
aun recuerdo la última vez que me entraron ganas y ya….
fue la misma vez que decidí dormirme en la cama vacía repleta de
aburrimiento y desespero
la misma en que una miserable silueta tuya era el motor de las ganas
… había ganas…
¨ganas¨… qué palabra
marchita, qué palabra pecadora, qué palabra perversa…
cuánto desean hoy mis letras una palabra pecadora o una perversa… o una
palabra, nada más
en fin…
entiéndase aquí de una vez por todas que la quietud es siempre forzada
coaccionada
y éste asesino de la acción que escribe, no tiene otra opción más que
escribir cuando se apaga todo, cuando se entierra todo, cuando te ocultás,
cuando huís del destierro que te ofrece mi olvido, cuando los versos cortos de
mi pasado te prosan a punta de patadas en el presente
que compartiremos en forma de futuro…