sábado, 28 de septiembre de 2013

Parabólicas



A mi amigo L.O.C.A. 

Hay dos platos gigantes de concreto, uno frente al otro, separados a una distancia de unos treinta metros a los que nadie ha dado importancia. Yo estoy con el viejo que me dice entusiasmado “son antenas, vaya allá y cuando me hable, yo lo voy a escuchar desde aquí”. Yo obedezco receloso pensando en la pereza de hacer caso a esos divertimentos irrelevantes propios de la desocupación. Pienso en lo vacuo que puede llegar a ser semejante experimento de comunicación cuando se tiene a la otra persona justo al lado para decirle frente a frente todo cuanto sea necesario. Llego hasta mi plato, me acerco escéptico y le pregunto como un idiota “me escuchás?”. La voz sonriente a los treinta metros asiente y me contesta con un mensaje jamás esperado. De esos que son una revelación, de esos micro-mensajes circulares que son capaces de cambiar un mundo, de hacer de la vida incomprensible un momento comprensible para siempre.


lunes, 16 de septiembre de 2013

Posición fetal



Estaba triste. Lo supo porque le habían dicho que cuando uno está triste se coloca en posición fetal, con las rodillas pegadas al pecho. Estaba triste. Tanto que su posición ya se había convertido más bien en una posición fecal, como para dejar escurrir por sus piernas toda una cosmología escatológica. Estaba triste. Supo que la tristeza era el misterio de un vientre, un mundo reducido, la añoranza de la finitud, la catarsis de la mierda refractada en un momento.

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domingo, 8 de septiembre de 2013

Barbie y Ken: O de la negación ontológica de los órganos sexuales



De la multitud de prejuicios acerca del hombre y la mujer y de lo que realmente fundamenta la dinámica sexual, hay varios realmente preocupantes. Bajo la concepción del amor como cosa del alma, es decir, como acto elevado a quién sabe qué putas, se da una separación importante y decisiva -con una raíz histórica bastante clara- entre lo que es del alma y lo que es del cuerpo. Lo que es del alma (cualquier cosa que el alma sea), tiene sin duda un estatus de mayor prestigio con respecto a lo que es del cuerpo.


¿Razones? La idea de que lo del alma es duradero y permanente, porque el alma es eterna, exenta de los martirios del tiempo y del espacio y no conoce de cosas cotidianas sino que pertenece al dominio de las cosas ideales, abstractas, etc; contrapuesta al cuerpo que es una cosa finita, efímera, se descompone, envejece, se pudre, se corrompe con el tiempo y se acaba, pues aparentemente parece poner al cuerpo en grandes desventajas.


Sin contar con que la separación entre cuerpo y alma es claramente ficticia, artificial, hay un prejuicio subyace a esto y es el hecho de asumir que las fuentes de nuestros deseos son esotéricas y no corporales. Nada de lo que conocemos, ni siquiera lo que imaginamos tiene una fuente distinta de nuestras percepciones. Todo entra por los sentidos. El alma y el cuerpo no están separados, le guste a quien le guste. Ya Descartes se encontró con este dilema muuuchos años atrás y terminó diciendo que el cuerpo y el alma estaban unidos por la glándula pineal… ni siquiera se le ocurrió decir en los ojos, o el corazón para que le quedara poética la afirmación, por lo menos. En fin. Nadie ha podido dar una explicación verosímil de la famosa separación. Pero veamos algunas de las consecuencias:


De chamacos todos conocimos las barbies, unas muñequillas espantosas rubias con su galán -porque nunca se les ocurrió hacer la Barbie lesbiana- que se llama Ken y que es poco más o menos el galán de pueblo. Las barbies tenían un centenar de vestiditos que los diversos usuarios o usuarias cambiaban dependiendo de la ocasión. Prototipos canónicos de la mujer perfecta y el hombre perfecto, físicamente califican para cualquier principado real, medidas perfectas, ropa cool, un carro rosado, en fin, el colmo del empalago. El material suficiente para que cualquier niña se construya su idea de familia funcional, perfecta, de revista. Barbie y Ken como condiciones de posibilidad del ideal de amor.


Sin embargo, Barbie y Ken tienen la misteriosa característica de que ninguno de los dos posee ni ano ni su respectivo órgano sexual, i.e., el pene y la vagina no entran en la definición de la familia perfecta. Barbie ni siquiera tiene pezones, es decir, tiene solamente la parte de las tetas necesaria para rellenar los vestiditos. Barbie no da de mamar. ¿Será una cuestión pragmática? Es decir, ¿para qué fabricar muñecos con partes “nobles”? o ¿es más bien una cuestión ideológica, como cuando Miguel Ángel tuvo que pintarle ropa al dios de la Capilla? Porque las cosas sagradas no cagan ni mean ni tienen relaciones sexuales… Ese fenómeno estético de la negación de la mierda que Kundera llamó Kitsch.


Pero lejos del divertimento, hay que tener claro que Barbie y Ken funcionan como peligrosos generadores de discurso en nuestros niños. No son un elemento aislado. Mujeres aspirando a abarbiesarse y hombres kenificándose. Un ideal de mujer y de hombre necesariamente heterosexuales (idílicamente por supuesto, porque sin órganos sexuales no pueden hacer uso de sus heterosexuales cuerpos) con pelo largo la chavala y el Ken, con su pelo corto y su peinadito de imbécil. La creación de concreciones irreales y fantasiosas contribuye a generar no solamente falsas expectativas con respecto a lo que es el amor y la sexualidad, sino que prefiguran una cadena de represiones que a la larga contribuyen a la infelicidad y el sufrimiento del ser humano. Muy al estilo de los cuentos de hadas que dan una imagen equivocada de lo que es la vida de pareja, piénsese aquí por ejemplo en La Bella Durmiente: una vieja estúpida que pasa literalmente dormida profundamente hasta que llega su príncipe a despertarla con un beso. Obvio, porque las mujeres son completamente pasivas y dependen de estos “interruptores” que vendríamos a ser los hombres… Cabría plantearse el cuento de lo que pasó después de que la Barbie Durmiente se despertó, lo que está después de esa parte donde el discurso dice “y vivieron felices para siempre” Ahí justo donde empieza lo bonito…

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Acerca del alter-ego de un Enano




Una lectura de la novela de Jorge Jiménez

“I told you I was trouble, you know that I’m not good”
Amy Winehouse

A Jorge Jiménez, quienes recientemente medio lo conocen, han de saber apenas que es un filósofo (o un enano) que escribió una novela con la que ganó en el 2012 el Premio Nacional de Novela. Yo por mi parte, al alter-ego del Enano lo conocí como profesor mientras estudiaba en la UCR. La Escuela de Filosofía de la UCR tiene la característica de que es bastante flexible y uno puede escoger, de un bloque de cursos de filosofía social y política, prácticamente lo que le ronque llevar. Fue así como se me fue toda mi cuota llevando los cursos ego-maniacos de Jorge. No es poca cosa, valga decirlo, tomar ese camino me valió no llevar (o por lo menos no necesitar llevar) los famosísimos cursos de Helio Gallardo, lo que es equivalente a ir al único zoológico del mundo que tiene dinosaurios, y no ir a ver al Tiranosaurio Rex. Entonces, mientras todos mis compas andaban leyendo Marx y sus derivados, yo asistía a los cursos de Jorge con temas como The Beatles, las contraculturas de los 60’s, Pink Floyd, A Clockwork Orange, las dos caras de Jano, Jim Morrison, las vanguardias artísticas contemporáneas, Borges, The Sex Pistols, Janis Joplin y la parafernalia psicodélica. Fue en uno de sus cursos donde conocí a Cioran, quien posteriormente se convirtió en uno de mis filósofos de cabecera. Mi tata, quien por aquel entonces andaba siguiéndome los pasos filosóficos disidentes, fue también víctima alegre de las locuras de Jorge quien un día los hizo disfrazarse y entrar pegando gritos de carnaval y golpeando chunches a uno de los cursos apolíneos de Juan Diego Moya. ¡Enano situacionista!. Mi tata lo disfrutó muchísimo y el mismo Juan Diego se cagó de risa.

Pero bueno, dejemos las remembranzas de carajillo romántico y vamos a lo que vinimos.  Jorge forma parte de esa arista intelectual desconocida en Costa Rica y como una hormiga (o un enano) hace un brete con grandes incidencias en bichos raros de mi calaña. Es un tipo increíblemente creativo y crítico que me impulso a empujar los límites de mi actividad literaria. Sobra decir que mi sorpresa fue grata cuando supe de la noticia de que había ganado el Premio Nacional, un premio hasta hace poco, reflejo de la prehistoria literaria en la que se encuentra Costa Rica.

La novela de Jorge es una aventura a través de todas sus pasiones, a través de todos los viajes alucinantes que Jorge se toma con tanta seriedad en sus cursos. Hay solo dos tipos de escritores en Costa Rica: los buenos y los malos, así como en las caricaturas de la Liga de la Justicia, pero eso es un denominador común a lo largo de toda la literatura universal. Los de la estirpe de Dostoievsky y los de la estirpe de mierda de Coelho. Los escritores malos son una peste incurable. Los escritores buenos, por lo menos en Costa Rica, se dividen a su vez en dos partes: los que quieren enseñar a leer y los que escriben para gente que ya sabe leer. Los primeros utilizan formas tradicionales de trama, contenido y forma para entregar sus mensajes. Los segundos son los que estiran los textos, los destrozan, los segregan y estimulan así, con una propuesta estética, la actividad imaginativa del lector; este es (era de esperarse) el caso de la novela de Jorge.

La novela narra las metamorfosis de este enano poliforme que es una y otra cosa o que es a la vez distintos matices de la misma cosa, que es yo, que es usted, que es Jorge, o bien, pura alteridad. Es el dibujo de un Enano a veces amable, a veces grotesco, lleno de mierda,  que se le sale un ojo baboso y se lo vuelve a poner y que le gusta la música, un enano que es a la vez otro enano (un alter) y a la vez un espejo. “Enano de pies cuadrados, uñas de plomo tierno y sonrisas de programa barato de televisión. Este enano es pura literatura” (El Enano… pag55.)  Pero es un Enano que no usa lenguaje, sino que es lenguaje. “Lenguaje de onomatopeyas. Así, como esos animales que con un bufido relatan toda la historia universal” pag22.

Un enano que es una entidad viviente, pero es también un punto de vista ego maniaco, o alter ego maniaco de nuestros propios egos. “Ya he declarado que soy un Enano voluntario. El lector podrá apreciar la diferencia. Lo mío no es un asunto del destino. Ni únicamente una celada biológica. Soy enano a voluntad. Así como larga-larga es mi mano” pag26. El dibujo de Jorge propone un humano sobre-humano que se re-humaniza con la muerte. Un Enano que creyéndose inmortal, muere y es extrañado por quienes, al estilo del Grenouille de Suskind, han ignorado siempre su existencia, es decir, por los otros, los alter, e inclusive por su propio ego. Una existencia que es ignorada y se ignora a sí misma siendo humanidad. Un enano que resemantiza la muerte y a la vez el terror de la vida “La muerte es nada. El terror es su transcurso” pag129.

Afirmar, sin embargo, que la novela de Jorge es una novela filosófica, sería una tremenda injusticia y una reducción a polvo de su sugerencia de que por más enano que el enano sea, tiene una mano larga-larga-larga. Es decir, la simiente de la rareza adorable-odiosa de este Enano hijueputa, reside en su cuerpo, en su humanidad. Una humanidad que es texto (tejido), que es escritura, y un texto que es a su vez el mundo. El mundo del enano es el texto y cuando acaba el texto acaba el mundo con todo y enano “El fin del mundo. Después de todo, el fin del mundo es el final de un relato-y nuestra vida no es más que un relato-.”pag131. Somos puro cuento.

Es estilo ha sido claramente una preocupación para el autor. Es un cultivo de brevedades. Un producto de las largas lecturas de Borges y de Cioran. Nada sobra. Incluso los elementos discursivos que pueden a primera entrada parecer excesivos y apasionados, se entregan en dosis tan pequeñas que se convierten en un experimento gramatical e interpretativo para el lector agudo y quizás un viaje onírico, alucinatorio para quienes no están versados en los textos-Enano. “El enano es pura escritura automática. ‘Enano de contextura mediana, más bien alta… se trata en verdad de un Cadáver Exquisito’, decía el dictamen del forense autenticado por sellos y timbres mortuorios. Su autopsia fue todo un éxito” pag69. Hay un uso dosificado de la imagen (aunque el texto total es una gran metáfora) y los juegos etimológicos y morfológicos de las palabras resultan en un ritmo bebop, a la manera de Cortázar que hacen que las 132 páginas se lean de corrido. El uso del lenguaje coloquial es coherente y sin pose de pachuco “El mundo es una digestión fermentada por dientes y saliva, insiste el Enano. Nos devoramos los unos a los otros, mientras proclamamos el amor al prójimo” pag109. 

En fin. Una novela pequeña con la que Editorial Arlekin se pone una flor en el ojal. Sin duda una muestra de lo que la literatura nacional es capaz de dar y sin duda un adelanto de lo que podemos esperar de ese Enano misterioso que da cursos enanos en la UCR, Enano doctor, Enano filósofo, Enano escritor, Enano alter ego.

                                                                      

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