viernes, 30 de noviembre de 2012

[El método de mi amor es sencillo]



El método de mi amor es sencillo
he puesto en tus manos
todas mis debilidades
todos mis miedos
mis vulnerabilidades
ni siquiera sabés que te amo
pero ya sabés como matarme

yo no tengo armas
te doy los accidentes de mi torpeza
el aliento perdido de mis puntos muertos
y hasta los versos cursi de mi tiempo
para que hagás una mofa

y cuando ya tenés todo
en tus manos
para dejarme caer a tus pies
te enredás con un amor que es un nudo
y cada vez que le reuís
se soca más
es un amor agresivo
se parece más al odio
a la abominación

te envolvió
justo cuando lo mandaste
infinitas veces
a la mierda
un amor tan débil
como destructivo
que luego de haberte matado
tomó tus despojos
los llenó de sexo
les espantó el pudor
y los revuelve en una cama
o en una alfombra
a la luz de toda la oscuridad

una canción que apareció de noche
cuando querías silencio
y ya no querés que calle jamás
un verso mal escrito
un tiempo estancado
que insistís en que pase
que duele todas las veces que se queda
pero que es una trampa
una pena ahogada que no sabés dejar pasar
un amor puro
sucio y tramposo
como todo lo puro
un sorbo de agua imaginaria
en el desierto de tus incertidumbres
un amor que es odio
y final

un amor mío
que es cada vez más tuyo.

Uno de los viajes de Lauraver a Liliput



http://i1075.photobucket.com/albums/w436/vecc0705/Lauraver-1.jpg
Lauraver se despertó con el sol pegándole en la cara, estaba inmovilizada por cientos de cuerdas con las que los liliputienses la habían  atado al puerto principal de Liliput. No era la primera vez que ella vivía algo así, de donde venía estaba acostumbrada a luchar con pueblos de enanos, y ya sabía cómo lidiar con manifestaciones,  bloqueos, viceministras, ex presidentes, pueblo  y demás. En otra circunstancia, bajo las mismas condiciones, hubiera mandado llamar a un séquito de marionetas, a la armada o a la policía para que vinieran a dispersar a la multitud. Sin embargo, en vista de la evidente carencia de fuerza humana, tuvo que optar por un método un tanto más rudimentario, pero no menos efectivo que la represión. Esperó a que fuera de noche y cuando todos estaban dormidos aprovechó para bajarse a como pudo su ropa y echarse la más inmensa y épica cagada que alguien pueda imaginar. En cuestión de pocos minutos, los seres humanos que aun quedaban vivos en Liliput, apenas lograban asomar la punta de su nariz por en medio del mar de mierda de Lauraver. Luego de un par de horas ya no quedaba nadie vivo en Liliput a excepción de Lauraver que reía como una desquiciada mientras recordaba a los liliputienses ahogándose en mierda. Cuando todo estaba calmado y Lauraver ya no reía, sintió de inmediato las ganas profundas de volver a evacuar. Para aquel momento la primera ola de mierda ya había alcanzado sus orejas. Lauraver no pensó que debió haber dejado vivos al menos a algunos de los liliputienses para que le ayudaran a soltarse las amarras. Estaba sola. Ya era tarde.

Luego de su última deposición, apenas fue capaz de ver como una mierda pesada le cubría por completo los ojos.

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